Bienvenidos a mi blog

¡WOWWW Juntos conversando nuevamente!

Regresando de una larga ausencia, me encuentro nuevamente con cada uno de ustedes para conversar de aquellos que nos aPASIONa.

A vuestra disposición mi correo electrónico para proponer nuevos temas como también invitarlos a participar con algún post... Espero poder cumplir con la debida respuesta tan rápido cómo sea posible.

¡Gran abrazo!

Paula Sánchez - paulasanchez2007@gmail.com

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miércoles, 7 de mayo de 2008

Aporte de un excelente profesional

He aquí el aporte generoso de un excelente profesional compatriota, con un extenso CV, el cual ha ampliado un post que consideró podría aportar varios conceptos Y vaya si lo ha hecho!

Desde ya se los recomiendo, deviene del post: Drucker: "La receta para ser un gran manager es obvia, pero pocos la aplican" 

Espero lo disfruten!!!

|Dirigir[1]

Mary Parker Follet Una de las definiciones que me pareció de lo más acertada en cuanto a lo que significa Dirigir, proviene de una mujer norteamericana llamada Mary Parker Follet (1868-1933), que sostenía que el arte de dirigir radicaba en "hacer que las cosas sucedan". Simple y sencillamente, esta mujer nos hace este aporte que curiosamente es compatible con las clásicas funciones que se atribuyen a un manager, como ser: Planear, organizar, liderar, controlar, etc, porque ellas son todas las cosas que en mayor o menor medida debería hacer un manager "para que las cosas sucedan".

Pensando esta definición una y otra vez, me hizo caer en la cuenta de que dirigir no solo implica que las cosas sucedan, sino también que algunas otras “no” sucedan. Esto es, evitar o impedir que ocurran cosas poco convenientes para la organización o al menos para quién la dirige.

Hacer que suceda lo que queremos (y obviamente evitar lo que no queremos) es para quien dirige un equipo, tomar decisiones y poner la maquinaria a funcionar en pos de esa decisión. Tomar decisiones implica de modo muy simplificado, un análisis de alternativas, la elección de un curso de acción y lo más difícil: descartar el resto de las alternativas. Pero lo peor no termina ahí, ya que como bien señala Jeffrey Pffefer, pasamos más tiempo con las consecuencias de una decisión, que con el análisis de la misma. ¿Esto es malo? Depende de las consecuencias. Si la decisión ha sido buena, bienvenida una larga convivencia con sus consecuencias; si se da lo contrario, será más doloroso el “hasta que la muerte nos separe”. Es muy probable que la decisión de leer este artículo le haya llevado menos tiempo que leerlo.

En rigor de verdad, es probable que exista una correlación positiva entre mayor análisis y mejores decisiones, pero mayor análisis no garantiza que el 100 % de las decisiones serán acertadas. La realidad es contingente y las variables utilizadas para decidir pueden ser modificadas con mucha facilidad en entornos tan turbulentos como los que rigen al mundo hoy en día.

Ahora bien, ¿En que se apoyarán las decisiones de un manager?

Bueno, si la respuesta ha de ser “en la Estrategia”, el mismísimo Drucker fue quién dijo que “la estrategia es una apuesta basada en una conjetura” dando una pauta clara de que es bastante difícil tomar una decisión estratégica, perfectamente predecible en términos de las consecuencias esperadas. En función de esto, es bien válida la palabra “Coraje” que menciona Paula Sanchez en el artículo que inspiró estas líneas.

Por lo tanto, las decisiones se podrán apoyar mínimamente en los siguientes elementos: análisis de datos, consejos de expertos, experiencias del pasado, intuición y hasta en señales fisiológicas. Estas opciones pueden operar de manera individual o de manera conjunta. En una charla a la que asistí en el 2006 en la Universidad de Buenos Aires, un exitoso CEO de una compañía argentina reconoció que escuchaba a su equipo sobre las distintas opciones que podía adoptar cuando debía tomar una decisión importante, pero finalmente se encerraba solo en su oficina para tomar la decisión en base a lo que le decía su “estómago”.

JACK WELCH

 

Jack Welch, el ex CEO de General Electric, cuenta en su libro “Winning” que cuando tenía que contratar a una persona, se basaba más en lo que le decía su estómago que en lo que le decía el curriculum vitae del candidato. ¿Es bueno el método? No lo podemos probar científicamente, pero lo que sí es indudable es que se trata de métodos que adoptan los #1 de carne y hueso en muchas empresas, y en distintas partes del mundo.

¿Y dirigir?, bueno, dirigir es finalmente alinear voluntades para cumplir con las decisiones que se han tomado, independientemente del método que se haya utilizado. Más o menos científicas, más o menos analizadas, todas tienen que ser afrontadas por quienes las toman y por quienes las obedecen. A veces se decidirá sobre un mercado, otras sobre un producto, otras sobre el capital humano, otras sobre la competencia y así podríamos seguir hasta agotar varias páginas, pero lo importante es que una vez tomada la decisión, se vaya adelante y se ejecute; y para ello será necesario movilizar a la masa crítica necesaria para que las cosas finalmente…sucedan. © Cristian De Antoni


[1] Artículo escrito por el lic. en Administración (FCE/UBA) Cristian De Antoni, para colaborar con el Blog de Paula Sánchez. Se autoriza a la autora la reproducción del presente siempre que se preserve la integridad del artículo y su autoría. Las opiniones vertidas por el autor no necesariamente sugieren un modo óptimo de organización.

 

Muchísimas gracias por tu aporte!

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